El
sistema feudal fue un mecanismo de organización política y social que tenía como
característica principal la división territorial muy macada y delimitada de las
distintas fracciones de la geografía nacional. Estas porciones de tierra, por
así decirlo, se conocían como “feudos”, en las cuales convivían 4 figuras: los
clérigos, lo guerreros, los trabajadores y finalmente, el dueño del terreno: el
señor feudal con toda su familia, que vendrían a ser los nobles.
El
modo interno de organización de estos feudos consistía, primero que todo, en
que toda persona de acuerdo al feudo en el que naciera, quedaba adscrito a él
de por vida; con lo cual había poca, o nula libertad de movilidad. El señor
feudal, dueño de estas porciones de tierra, le proporcionaba a un grupo de
trabajadores campesinos un lugar (precario) donde vivir, dormir, trabajar y
protegerlos en caso de guerras a cambio de que ellos trabajaran y sostuvieran
las tierras del feudo y a la familia feudal. A lo cual los campesinos no les
quedaba otra opción más que decir que si, pues como vimos, de igual forma ellos
quedarían perpetuamente adscritos a ese feudo donde les quedaba casi nula
libertad de acción, elección o decisión. También tenían que aceptar las reglas
de vida las implantaba el mismo señor feudal.
Los
guerreros vendrían siendo el brazo armado del señor feudal, donde cumplían sus
lógicas funciones de protección. Y los clérigos eran el brazo espiritual
impuesto por la iglesia católica quien era la que dictaminaba en última
instancia el ordenamiento político del feudo. De manera que parecía que todo el
personal necesario del feudo quedaba preparado para enfrentar las funciones
necesarias del trajín de la vida diaria de esta sociedad.
Para
concluir en palabras de Leo Huberman: “La iglesia dio ayuda espiritual y la
nobleza protección militar, y se cobraron esto de las clases campesinas en
trabajo”
La crisis
El
relativo progreso social y cultural que se dio en la baja edad media,
comprendida en el siglo XIII, se vio rápida y fuertemente desplazada por una
sucesiva crisis feudal donde la merma demográfica a causa de diferentes guerras,
pestes y hambrunas generó, tuvo como consecuencia el detrimento de las
poblaciones rurales que aglutinaban a casi toda la población en aquellas
épocas; lo que traía consecuencias que iban más allá de la mera población del
campo, pues de esta enorme población rural dependían los restantes pobladores
de la ciudad, sobre todo en cuanto a la alimentación. Los habitantes del campo
producían la comida que posteriormente se vendía en la ciudad. Y claro, la
merma de la población rural condujo a su respectiva merma en la producción de
alimentos, pues ahora había menos mano de obra disponible. Lo que llevaba a los
comerciantes que hacían de intermediarios entre el campo y la ciudad, dada la
merma en la cantidad de productos alimenticios, a subir sus precios para poder
mantener las ganancias y un stock disponible. Todo esto conllevó a las primeras
protestas y revueltas en aquellas épocas. Sería el principio del fin del
feudalismo y por lo tanto, de toda la edad media.
El primer capitalismo
Esto
condujo a las primeras múltiples migraciones del campo a la ciudad donde se
ponía de manifiesto la urgencia de nuevas reformas de ordenamiento político.
Estos fenómenos fueron ilustrando las primeras formas del nuevo, primigenio
sistema capitalista. Ya en el siglo XV eclosionaron y convergieron una serie de
factores que fueron moldeando el naciente sistema capitalista:
·
El incremento de la
actividad comercial
·
Cierta apertura a la
libertad de movimiento y de acción
·
La acumulación
originaria de capital. En muchos casos gracias a la rapiña, la usura, a las
expropiaciones, etc…
·
El primer desarrollo
a gran escala del dinero. A raíz sobre todo del descubrimiento de minas de
plata en Europa Central
·
El despliegue y
extensión de la manufactura
·
El incremento de la
mano de obra asalariada como consecuencia de la creciente inmigración
·
El progresivo y lento
languidecimiento de las estructuras mercantilistas
·
La aparición, por
tanto, de la figura del empresario. Quien se encarga de proporcionar todo lo
necesario para la producción: mano de obra, bienes de capital, un plan de
producción, etc…
Este
primer capitalismo se basó principalmente en el incremento del comercio y no es
el capitalismo moderno basado en la actividad industrial.
Las monarquías y el estado nación
De
la mano de la génesis de este primer capitalismo también hubo importantes
cambios en la organización política, de donde surgieron las monarquías
absolutas para centralizar aún más el poder y delimitar de forma definitiva y
clara límites territoriales a la nación, lo que llevaba a mantener una única y
firme unidad de poder, para que a los monarcas y sus secuaces les quedara más
fácil regular la actividad económica, social y cultural de la nación. El
derecho romano Justiniano daba la base jurídica que constituía al monarca como
procedente del mandato de Dios, lo cual intentaba justificar así la pirámide de
la organización política y social.
Pero
ningún sistema social puede estar al margen de una justificación teórica más o
menos sofisticada, y al naciente concepto de estado-nación se la proporcionaron
principalmente dos pensadores de finales del siglo XV: Nicolás Maquiavelo
(1469-1527) y Tomás Moro (1478-1535).
Maquiavelo
sostenía que el estado debe prescindir de toda moral en la gestión de su
gobierno, y guiarse por el realismo político. Por lo tanto, toda acción
política debe estar subordinada a la “razón de Estado”.
Mientras
Moro pensaba que el Estado debe ser de carácter más liberal, donde el hombre se
rija por una ley aceptada por la comunidad y los gobernantes sean elegidos por
el pueblo. Asimismo, plantea que el bien individual sea compatible con el de
todos. En su obra Utopía, lugar imaginario,
nadie es rico, pero a nadie le falta nada.
Cambios culturales en Europa
Las
transformaciones experimentadas en Europa durante el siglo XV fueron
acompañadas de una nueva mentalidad: el “humanismo”. Lo que generó la erupción
de un cambio en el paradigma científico, filosófico, artístico. A éste periodo
se le conoce como el Renacimiento.
El
Renacimiento se caracterizó, a raíz
de la influencia cultural helenística (greco-romana) tras la caída de
Constantinopla a manos de los turcos otomanos, por poner por primera vez al Hombre en el centro del pensamiento y de
la civilización, sustituyendo así a la idea de Dios en el centro,
característica principal de la edad media. Se logró ir instaurando en la
atmósfera cultural la idea de liberar al ser humano de los dogmas y prejuicios,
sobre todo de tipo religioso, para así dejar librado el pensamiento a juzgar
las ideas con criterios críticos, racionales, intelectuales; en definitiva:
científicos. Estas ideas a diferencia de las anteriores, se pensaba, eran más prácticas
y ajustadas a las necesidades de los nuevos tiempos. Varios intelectuales se
dieron a la tarea de amparar el nacimiento y expansión de estas ideas
humanistas; entre los más destacados están: Erasmo de Rotterdam, los hermanos
Juan y Alfonso Valdés, Marsilio Ficino, Leonardo Da Vinci (probablemente el más
destacado), Tomás Moro, entre otros.
Esta
revolución intelectual generó una revolución en otro campo: el científico.
Nueva manera apropiada de estudiar al cosmos y al hombre. Surgieron, entonces,
figuras destacadas del conocimiento científico:
Nicolás
Copérnico (1473-1542): formuló la teoría de la esfericidad de la tierra y su
rotación alrededor del Sol.
Galileo
Galilei (1564-1642): astrónomo que confirmó las teorías de Copérnico y
descubrió la composición de la Vía Láctea.
Juan
Kepler (1571-1630): explicó la armonía del universo mediante leyes de
composición geométrica.
La reforma protestante
El
descontento de varios países europeos, y en particular, de Alemania a raíz del
fuerte poder de la iglesia por sobre el de los monarcas y de las revueltas
campesinas por los altos tributos que les imponía la iglesia, generó un clima
social en contra de los mandatos eclesiásticos que eclosionaron en el
pensamiento de Martín Lutero (1483-1546) en sus 95 tesis en contra de la
iglesia y su reforma protestante. En ella se revindicaba varios de los dogmas
de la iglesia católica como la autoridad del papa, el purgatorio, la misa, la
adoración a la virgen, los sacramentos, el celibato eclesiástico, entre otros.
Estas reformas fueron implantadas en varios países de Europa, cada país con sus
detalles característicos, lo que produjo un acontecimiento impensado, inédito,
sin precedentes y de capital importancia en la inflexión de la historia
europea: la separación de varios países a la obediencia de la iglesia católica.
Descubrimientos geográficos
Hasta
este momento los europeos no conocían sino 1/3 parte de la tierra y 1/10 parte del agua del mundo, pues a finales del
siglo XV y principios del XVI esto llegaría a su fin.
Debido
a intereses e incentivos religiosos, con el ánimo de evangelizar a pueblos no
cristianos; incentivos económicos, pues esta primera expansión comercial
mencionada antes generó necesidades mercantiles y, sobre todo, de metales
preciosos; debido también a la mentalidad renacentista predominante en aquella
época de espíritu aventurero e independiente y, por último, debido también a
mejoras tecnológicas como la invención de la brújula, nuevos navíos más rápidos
y seguros y el perfeccionamiento de la cartografía, entre otros, impulsó nuevas
empresas de viaje y descubrimientos de nuevas rutas comerciales a lo largo del
globo. Pues uno de esos navegantes que iba en busca de nuevas rutas, en este
caso, rutas hacia el extremo oriente, es decir, a las Indias, fue Cristobal
Colón; quien convenció a la corona de Castilla de experimentar un intrépido
viaje a lo largo del Atlántico. Puesta en marcha, y culminada la expedición,
Colón y sus acompañantes llegaron (aunque Colón murió pensando otra cosa) a
tierras americanas, específicamente al Caribe. Fue el principio de la
colonización española a América.
Caracterizada
esta colonización, en principio, por una serie de expediciones, fundaciones y exploraciones.
La corona española a través del consejo de Indias daba las pautas y los
lineamientos para regular la dominación española hacia los nativos americanos.
Se dirimían los conflictos en las audiencias, los colonos españoles se repartían
una serie de territorios a los que pensaban tenían el derecho a poseerlos por
conquistarlos; a estos se le denominaban encomiendas.