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jueves, 2 de julio de 2015

La crisis del feudalismo y el inicio de la modernidad

Principales características del feudalismo
El sistema feudal fue un mecanismo de organización política y social que tenía como característica principal la división territorial muy macada y delimitada de las distintas fracciones de la geografía nacional. Estas porciones de tierra, por así decirlo, se conocían como “feudos”, en las cuales convivían 4 figuras: los clérigos, lo guerreros, los trabajadores y finalmente, el dueño del terreno: el señor feudal con toda su familia, que vendrían a ser los nobles.
El modo interno de organización de estos feudos consistía, primero que todo, en que toda persona de acuerdo al feudo en el que naciera, quedaba adscrito a él de por vida; con lo cual había poca, o nula libertad de movilidad. El señor feudal, dueño de estas porciones de tierra, le proporcionaba a un grupo de trabajadores campesinos un lugar (precario) donde vivir, dormir, trabajar y protegerlos en caso de guerras a cambio de que ellos trabajaran y sostuvieran las tierras del feudo y a la familia feudal. A lo cual los campesinos no les quedaba otra opción más que decir que si, pues como vimos, de igual forma ellos quedarían perpetuamente adscritos a ese feudo donde les quedaba casi nula libertad de acción, elección o decisión. También tenían que aceptar las reglas de vida las implantaba el mismo señor feudal.
Los guerreros vendrían siendo el brazo armado del señor feudal, donde cumplían sus lógicas funciones de protección. Y los clérigos eran el brazo espiritual impuesto por la iglesia católica quien era la que dictaminaba en última instancia el ordenamiento político del feudo. De manera que parecía que todo el personal necesario del feudo quedaba preparado para enfrentar las funciones necesarias del trajín de la vida diaria de esta sociedad.
Para concluir en palabras de Leo Huberman: “La iglesia dio ayuda espiritual y la nobleza protección militar, y se cobraron esto de las clases campesinas en trabajo”

La crisis

El relativo progreso social y cultural que se dio en la baja edad media, comprendida en el siglo XIII, se vio rápida y fuertemente desplazada por una sucesiva crisis feudal donde la merma demográfica a causa de diferentes guerras, pestes y hambrunas generó, tuvo como consecuencia el detrimento de las poblaciones rurales que aglutinaban a casi toda la población en aquellas épocas; lo que traía consecuencias que iban más allá de la mera población del campo, pues de esta enorme población rural dependían los restantes pobladores de la ciudad, sobre todo en cuanto a la alimentación. Los habitantes del campo producían la comida que posteriormente se vendía en la ciudad. Y claro, la merma de la población rural condujo a su respectiva merma en la producción de alimentos, pues ahora había menos mano de obra disponible. Lo que llevaba a los comerciantes que hacían de intermediarios entre el campo y la ciudad, dada la merma en la cantidad de productos alimenticios, a subir sus precios para poder mantener las ganancias y un stock disponible. Todo esto conllevó a las primeras protestas y revueltas en aquellas épocas. Sería el principio del fin del feudalismo y por lo tanto, de toda la edad media.

El primer capitalismo

Esto condujo a las primeras múltiples migraciones del campo a la ciudad donde se ponía de manifiesto la urgencia de nuevas reformas de ordenamiento político. Estos fenómenos fueron ilustrando las primeras formas del nuevo, primigenio sistema capitalista. Ya en el siglo XV eclosionaron y convergieron una serie de factores que fueron moldeando el naciente sistema capitalista:
·         El incremento de la actividad comercial
·         Cierta apertura a la libertad de movimiento y de acción
·         La acumulación originaria de capital. En muchos casos gracias a la rapiña, la usura, a las expropiaciones, etc…
·         El primer desarrollo a gran escala del dinero. A raíz sobre todo del descubrimiento de minas de plata en Europa Central
·         El despliegue y extensión de la manufactura
·         El incremento de la mano de obra asalariada como consecuencia de la creciente inmigración
·         El progresivo y lento languidecimiento de las estructuras mercantilistas
·         La aparición, por tanto, de la figura del empresario. Quien se encarga de proporcionar todo lo necesario para la producción: mano de obra, bienes de capital, un plan de producción, etc…
Este primer capitalismo se basó principalmente en el incremento del comercio y no es el capitalismo moderno basado en la actividad industrial.

Las monarquías y el estado nación

De la mano de la génesis de este primer capitalismo también hubo importantes cambios en la organización política, de donde surgieron las monarquías absolutas para centralizar aún más el poder y delimitar de forma definitiva y clara límites territoriales a la nación, lo que llevaba a mantener una única y firme unidad de poder, para que a los monarcas y sus secuaces les quedara más fácil regular la actividad económica, social y cultural de la nación. El derecho romano Justiniano daba la base jurídica que constituía al monarca como procedente del mandato de Dios, lo cual intentaba justificar así la pirámide de la organización política y social.
Pero ningún sistema social puede estar al margen de una justificación teórica más o menos sofisticada, y al naciente concepto de estado-nación se la proporcionaron principalmente dos pensadores de finales del siglo XV: Nicolás Maquiavelo (1469-1527) y Tomás Moro (1478-1535).
Maquiavelo sostenía que el estado debe prescindir de toda moral en la gestión de su gobierno, y guiarse por el realismo político. Por lo tanto, toda acción política debe estar subordinada a la “razón de Estado”.
Mientras Moro pensaba que el Estado debe ser de carácter más liberal, donde el hombre se rija por una ley aceptada por la comunidad y los gobernantes sean elegidos por el pueblo. Asimismo, plantea que el bien individual sea compatible con el de todos. En su obra Utopía, lugar imaginario, nadie es rico, pero a nadie le falta nada.

Cambios culturales en Europa

Las transformaciones experimentadas en Europa durante el siglo XV fueron acompañadas de una nueva mentalidad: el “humanismo”. Lo que generó la erupción de un cambio en el paradigma científico, filosófico, artístico. A éste periodo se le conoce como el Renacimiento.
El Renacimiento se caracterizó, a raíz de la influencia cultural helenística (greco-romana) tras la caída de Constantinopla a manos de los turcos otomanos, por poner por primera vez al Hombre en el centro del pensamiento y de la civilización, sustituyendo así a la idea de Dios en el centro, característica principal de la edad media. Se logró ir instaurando en la atmósfera cultural la idea de liberar al ser humano de los dogmas y prejuicios, sobre todo de tipo religioso, para así dejar librado el pensamiento a juzgar las ideas con criterios críticos, racionales, intelectuales; en definitiva: científicos. Estas ideas a diferencia de las anteriores, se pensaba, eran más prácticas y ajustadas a las necesidades de los nuevos tiempos. Varios intelectuales se dieron a la tarea de amparar el nacimiento y expansión de estas ideas humanistas; entre los más destacados están: Erasmo de Rotterdam, los hermanos Juan y Alfonso Valdés, Marsilio Ficino, Leonardo Da Vinci (probablemente el más destacado), Tomás Moro, entre otros.
Esta revolución intelectual generó una revolución en otro campo: el científico. Nueva manera apropiada de estudiar al cosmos y al hombre. Surgieron, entonces, figuras destacadas del conocimiento científico:
Nicolás Copérnico (1473-1542): formuló la teoría de la esfericidad de la tierra y su rotación alrededor del Sol.
Galileo Galilei (1564-1642): astrónomo que confirmó las teorías de Copérnico y descubrió la composición de la Vía Láctea.
Juan Kepler (1571-1630): explicó la armonía del universo mediante leyes de composición geométrica.

La reforma protestante

El descontento de varios países europeos, y en particular, de Alemania a raíz del fuerte poder de la iglesia por sobre el de los monarcas y de las revueltas campesinas por los altos tributos que les imponía la iglesia, generó un clima social en contra de los mandatos eclesiásticos que eclosionaron en el pensamiento de Martín Lutero (1483-1546) en sus 95 tesis en contra de la iglesia y su reforma protestante. En ella se revindicaba varios de los dogmas de la iglesia católica como la autoridad del papa, el purgatorio, la misa, la adoración a la virgen, los sacramentos, el celibato eclesiástico, entre otros. Estas reformas fueron implantadas en varios países de Europa, cada país con sus detalles característicos, lo que produjo un acontecimiento impensado, inédito, sin precedentes y de capital importancia en la inflexión de la historia europea: la separación de varios países a la obediencia de la iglesia católica.

Descubrimientos geográficos

Hasta este momento los europeos no conocían sino 1/3 parte de la tierra y 1/10  parte del agua del mundo, pues a finales del siglo XV y principios del XVI esto llegaría a su fin.
Debido a intereses e incentivos religiosos, con el ánimo de evangelizar a pueblos no cristianos; incentivos económicos, pues esta primera expansión comercial mencionada antes generó necesidades mercantiles y, sobre todo, de metales preciosos; debido también a la mentalidad renacentista predominante en aquella época de espíritu aventurero e independiente y, por último, debido también a mejoras tecnológicas como la invención de la brújula, nuevos navíos más rápidos y seguros y el perfeccionamiento de la cartografía, entre otros, impulsó nuevas empresas de viaje y descubrimientos de nuevas rutas comerciales a lo largo del globo. Pues uno de esos navegantes que iba en busca de nuevas rutas, en este caso, rutas hacia el extremo oriente, es decir, a las Indias, fue Cristobal Colón; quien convenció a la corona de Castilla de experimentar un intrépido viaje a lo largo del Atlántico. Puesta en marcha, y culminada la expedición, Colón y sus acompañantes llegaron (aunque Colón murió pensando otra cosa) a tierras americanas, específicamente al Caribe. Fue el principio de la colonización española a América.
Caracterizada esta colonización, en principio, por una serie de expediciones, fundaciones y exploraciones. La corona española a través del consejo de Indias daba las pautas y los lineamientos para regular la dominación española hacia los nativos americanos. Se dirimían los conflictos en las audiencias, los colonos españoles se repartían una serie de territorios a los que pensaban tenían el derecho a poseerlos por conquistarlos; a estos se le denominaban encomiendas.

domingo, 7 de junio de 2015

¿Qué es el liberalismo?: Algunos principios claves


Los liberales tienden a ponerse de acuerdo sobre una amplio espectro de políticas y principios. Sin embargo, no es fácil encontrar un consenso sobre la característica principal del liberalismo, o de lo que lo distingue de otras teorías y sistemas políticos.

Abundan diversas formulaciones sobre este tema. Se dice que el liberalismo es acerca de los derechos individuales, los derechos de propiedad, el libre mercado, el capitalismo, la justicia, o el principio de no agresión. Sin embargo, ninguno de estos principios lo hará. El capitalismo y el libre mercado describen las condiciones catalácticas que surgen o son permitidas en una sociedad liberal, pero no abarca otros aspectos del liberalismo. Y los derechos individuales, la justicia, y la agresión se resumen con los derechos de propiedad. Como Murray Rothbard explicó, los derechos individuales son los derechos de propiedad. Y la justicia es darle a alguien lo que le corresponde, que depende de cuáles sean sus derechos.

El principio de no agresión también depende de los derechos de propiedad, ya que lo que la agresión es depende de lo que nuestros (propiedad) derechos son. Si me pegas, es una agresión porque tengo un derecho de propiedad sobre mi cuerpo. Si me llevo la manzana que tú posees, esto es culpa (agresión) sólo porque eres dueño de la manzana. No se puede identificar un acto de agresión sin implícitamente asignar un derecho de propiedad a la víctima.

Así pues, el capitalismo y el libre mercado son demasiado estrechos, y la justicia, los derechos individuales, y la agresión se reducen a, o se definen en términos de, derechos de propiedad. ¿Qué pasa con los derechos de propiedad, entonces? ¿Es esto lo que diferencia el liberalismo de otras filosofías políticas -de que estamos a favor de los derechos de propiedad, y las demás no lo hacen? Sin duda tal afirmación es insostenible.

Después de todo, un derecho de propiedad es simplemente el derecho exclusivo de controlar un recurso escaso. Los derechos de propiedad especifican qué persona posee (es decir, tiene el derecho de controlar) diversos recursos escasos en una determinada región o jurisdicción. Sin embargo, todo el mundo y toda teoría política sostienen alguna teoría sobre la propiedad. Ninguna de las diversas formas de socialismo niegan los derechos de propiedad; cada versión especificará un propietario para cada recurso escaso. Si el Estado nacionaliza la industria, está afirmando la propiedad de estos medios de producción. Si el Estado te obliga a pagar impuestos, quiere decir que se adueña de los fondos robados. Si mi tierra se transfiere a un promotor privado por las leyes de dominio eminente, el promotor es ahora el dueño. Si la ley permite a una víctima de discriminación racial demandar a su jefe por una suma de dinero, él es ahora el dueño del dinero.

Protección y respeto de los derechos de propiedad no es, por lo tanto, única para el liberalismo. Lo que distingue a liberalismo son sus normas específicas de asignar la propiedad: su punto de vista con respecto a quién es el dueño de cada recurso discutible, y cómo se determina esto.

Propiedad sobre el cuerpo

Un sistema de derechos de propiedad asigna un propietario en particular a cada recurso escaso. Estos recursos incluyen, obviamente, los recursos naturales como la tierra, los frutos de los árboles, y así sucesivamente. Sin embargo, los objetos que se encuentran en la naturaleza no son los únicos recursos escasos. Cada actor humano tiene, controla, y se identifica y se asocia con un único cuerpo humano, que también es un recurso escaso. Sean cuerpos humanos como no humanos, los recursos escasos se usan como medios por los actores en la consecución de diversos fines.

En consecuencia, cualquier teoría política o sistema debe asignar derechos de propiedad a cuerpos humanos, así como en bienes externos. Consideremos, en primer lugar, la asignación de normas de propiedad liberales respecto a los cuerpos humanos, y la correspondiente noción de agresión en lo que respecta a los cuerpos. Los liberales normalmente defienden vigorosamente el “principio de no agresión“. Como Ayn ​​Rand dijo: “Mientras los hombres deseen vivir juntos, ningún hombre puede iniciar -¿me oyes? Ningún hombre puede iniciar- el uso de la fuerza física contra otros.” O, como Rothbard lo expresó:

El credo liberal descansa sobre un axioma central: que ningún hombre o grupo de hombres puede agredir al cuerpo o propiedad de otra persona. Esto puede ser llamado el “axioma de no agresión”. “La agresión” se define como el inicio del uso o amenaza de uso de violencia física contra el cuerpo o propiedad de otra persona. La agresión es por lo tanto, sinónimo de invasión.

En otras palabras, los liberales sostienen que la única manera de violar los derechos es mediante el inicio de la fuerza -es decir, cometiendo agresión. (El liberalismo también sostiene que, mientras que el inicio de la fuerza contra el cuerpo de otra persona es ilegítimo, la fuerza usada en respuesta a la agresión (como fuerza defensiva, o de represalia) es justificada.)

Ahora bien, en el caso del cuerpo, está claro lo que la agresión es: invadir las fronteras del cuerpo de otra persona o, más generalmente, usar el cuerpo de otra persona sin su consentimiento. La misma noción de agresión interpersonal presupone el derecho de propiedad de los cuerpos -en particular, que cada persona es, al menos prima facie, el dueño de su propio cuerpo.

Las filosofías políticas no liberales tienen una visión diferente. Cada persona tiene unos derechos limitados en su propio cuerpo, pero no unos derechos completos y exclusivos. También la sociedad (o el Estado, el cual pretende ser agente de la sociedad) tiene ciertos derechos en el cuerpo de cada ciudadano. Esta esclavitud parcial está implícita en las acciones del Estado y las leyes, como los impuestos, el reclutamiento y la prohibición de drogas.

El liberal dice que cada persona es el completo dueño de su cuerpo: tiene el derecho a controlar su cuerpo, para decidir si quiere ingerir o no drogas, unirse al ejército, etc… Los no-liberales que apoyan las prohibiciones estatales, sin embargo, necesariamente sostienen que el Estado o la sociedad, son por lo menos propietarios parciales del cuerpo de las personas sujetas a dichas leyes -o incluso totales propietarios en el caso de “criminales” encarcelados de por vida. Los liberales creen en la propiedad de uno mismo. Los no-liberales (estatistas) de todas las tendencias abogan por una cierta forma de esclavitud.

Auto-propiedad y evitar los conflictos

Sin derechos de propiedad, siempre existe la posibilidad de un conflicto sobre los discutibles (y escasos) recursos. Mediante la asignación de un dueño a cada recurso, los sistemas legales hacen posible que no haya conflictos en el uso de los recursos, mediante el establecimiento de los límites visibles de lo que los no propietarios deben evitar. Sin embargo, el liberalismo no se hace responsable de cualquier regla de asignación de la propiedad. Favorece la auto-posesión sobre la otro-posesión (esclavitud).

El liberal busca las reglas de propiedad de asignación debido a que valora o acepta varias “Reglas Básicas” como la justicia, la paz, la prosperidad, la cooperación, la evitación de conflictos, y la civilización. El punto de vista liberal es que la auto-propiedad es la única regla de asignación de propiedad compatible con estas “reglas básicas”; está implícito en ellas.

Como ha mostrado el profesor Hoppe, la asignación de la propiedad a un recurso dado no debe ser aleatoria, arbitraria, particularista, o sesgada, si es en realidad una norma de propiedad que puede cumplir la función de evitar conflictos. El título de propiedad tiene que ser asignado a uno de los competidores concurrentes basado en “la existencia de un objetivo, enlace intersubjetivamente comprobable entre el propietario y el” recurso reclamado. En el caso del propio cuerpo, es la única relación entre una persona y su cuerpo -su directo e inmediato control sobre su cuerpo, y el hecho de que, al menos en cierto sentido, un cuerpo es una persona determinada, y viceversa- que constituye la relación objetiva suficiente para darle a esa persona un reclamo sobre su cuerpo superior a la demandada por terceros.

Por otra parte, cualquier extraño que reclame el cuerpo de otro no puede negar este vínculo objetivo y su especial condición, ya que el forastero también presupone necesariamente esto en su caso. Esto es así porque, en la búsqueda de dominio sobre el otro y en la afirmación de propiedad sobre el cuerpo del otro, tiene que presuponer su propia propiedad sobre su cuerpo. De este modo, el forastero demuestra que coloca un cierto significado en este enlace, así como (en el mismo momento) que no tiene en cuenta la importancia del otro enlace a su propio cuerpo.

El liberalismo reconoce que solo la regla de auto-propiedad es universalizable y compatible con los objetivos de paz, cooperación y evitación de conflictos. Reconocemos que cada persona es prima facie, el dueño de su propio cuerpo, ya que, en virtud de su vínculo único y la conexión con su propio cuerpo (el control directo e inmediato sobre él), tiene un mayor derecho que los demás.

Los liberales aplican un razonamiento similar en el caso de otros recursos escasos -objetos externos en el mundo que, a diferencia del cuerpo, se encuentran en un momento dado sin dueño. En el caso del cuerpo, la idea de no aceptar la agresión implica inmediatamente la auto-propiedad. En el caso de los objetos externos, sin embargo, hay que identificar quién es el dueño antes de que podamos determinar lo que constituye agresión.

Como en el caso del cuerpo, los seres humanos necesitan utilizar objetos externos como medios para alcanzar fines diversos. Debido a que estas cosas son escasas, existe también la posibilidad de conflicto. Y, como en el caso del cuerpo, los liberales estamos a favor de la asignación de derechos de propiedad a fin de permitir el uso productivo y pacífico, sin conflictos, de dichos recursos. Por lo tanto, como en el caso del cuerpo, la propiedad se le asigna a la persona más apropiada a un determinado recurso escaso -basándose “más apropiada” con el objetivo de permitir interacciones humanas pacíficas, sin conflictos, sobre el uso de recursos.

Sin embargo, a diferencia del cuerpo humano, los objetos externos no son partes de nuestra propia identidad, no son controlados directamente por nuestra propia voluntad, y (significativamente) inicialmente no tienen dueño. En este caso, el liberal se da cuenta de que el vínculo objetivo relevante es la apropiación -la transformación de un previo recurso sin dueño, como decía Locke, el primero a usar o poseer dicho recurso. Según este enfoque, el primer usuario de una recurso sin dueño tiene un mayor derecho prima facie que un segundo reclamante, por el mero hecho de ser anterior.

¿Por qué es la apropiación el enlace relevante para determinar la propiedad? En primer lugar, tener en cuenta que la pregunta con respecto a esos recursos escasos es: ¿quién es el dueño del recurso? Recordemos que propiedad es el derecho de controlar, usar o poseer, mientras que la posesión es el control real -“la autoridad que una persona ejerce sobre una cosa corporal”. La cuestión no es quién tiene posesión física, sino que es quién tiene propiedad.

Por lo tanto, prguntarnos quién es el dueño de los recursos presupone una distinción entre propiedad y posesión -entre el derecho a controlar, y el control real. Y la respuesta tiene que tener en cuenta la naturaleza de los recursos sin dueño -recursos que tienen que ser adueñados, en algún momento, por un primer propietario.

La respuesta también debe tener en cuenta los objetivos presupuestos de los que buscan esta respuesta: las reglas que permiten evitar conflictos sobre el uso de recursos. Por esta razón, la respuesta no puede ser que cualquiera que tenga el recurso o cualquiera que pueda obtenerlo es su propietario. Para sostener este punto de vista se tiene que adoptar un sistema de poder-derecho, donde la propiedad se derrumba en la posesión a falta de una distinción. Este sistema, lejos de evitar conflictos, hace inevitable el conflicto.

En lugar de un enfoque de poder-derecho, desde los puntos de vista de arriba se ha indicado que la propiedad presupone la distinción antes-después: cualquier sistema dado presupone que el propietario de un recurso tiene más derecho que los recién llegados. Si no lo hace, entonces no es propietario, sino que sólo es el usuario actual o poseedor. Si se supone que es propietario en el principio de poder-derecho, en que no hay tal cosa como propiedad, está en contradicción con los presupuestos de la propia investigación. Si el primer dueño no tiene más derecho que los recién llegados, entonces no es un propietario, sino simplemente un poseedor, y no hay tal cosa como la propiedad.

De manera más general, los demandantes que llegan después son inferiores a los primeros, quienes o bien poseen el recurso o quienes pueden devolver la propiedad de dicho recurso al primer propietario. La distinción antes-después a la teoría liberal es de vital importancia.

Por lo tanto, la posición liberal sobre los derechos de propiedad es que, con el fin de evitar conflictos, el uso productivo de los recursos escasos, los derechos de propiedad sobre determinados recursos se asignan a propietarios particulares. Como se señaló anteriormente, sin embargo, la asignación de títulos no debe ser aleatoria, arbitraria, o particular; en su lugar, tienen que ser asignados sobre la base de “la existencia de un objetivo, con un enlace intersubjetivamente comprobable entre el propietario” y el recurso reclamado. Como se puede ver en las consideraciones expuestas más arriba, el enlace es la transformación física del usuario original, o una cadena de trazabilidad sobre título de propiedad para devolvérselo a él.

Consistencia y Principio

No sólo los liberales son civilizados. La mayoría de gente está de acuerdo en algunas de las consideraciones anteriores. Según ellos, una persona es dueña de su propio cuerpo -por lo general. Un colono posee el recurso del cual se apropia (a menos que el Estado se lo quite “por ley”). Esta es la distinción principal entre los liberales y los no-liberales: Los libertarios se oponen sistemáticamente a la agresión, definida en términos de invasión de las fronteras de propiedad, donde los derechos de propiedad se entiende que se asignan sobre la base de auto-propiedad en el caso del cuerpo. Y en el caso de otras cosas, los derechos se entienden sobre la base de posesión previa o colonización y transferencia contractual de títulos.

Este marco de derechos está motivado por los principios de valoración libertarios de la interacción pacífica y cooperación (en definitiva, de la conducta civilizada). Puede relacionarse como un paralelismo de la acción humana de Mises. De acuerdo con Mises, la acción humana está dirigida a aliviar cierto sentimiento de inquietud. Por lo tanto, los medios son empleados, de acuerdo a la comprensión del actor sobre leyes causales, para lograr diversos fines -en última instancia, para eliminar la inquietud.

El hombre civilizado se siente incómodo ante la perspectiva de luchar con otros. Por un lado, él quiere, por alguna razón práctica, controlar un recurso dado escaso y utilizar la violencia contra otra persona, si es necesario, para lograr este control. Por otro lado, también se quiere evitar un mal uso de la fuerza. El hombre civilizado, por alguna razón, siente repugnancia, inquietud, ante la perspectiva de la interacción violenta con sus semejantes. Tal vez tiene reticencia a enfrentarse violentamente con otros a través de ciertos objetos porque tiene empatía con ellos. Tal vez el instinto de cooperación es el resultado de la evolución social. Como ya dijo Mises:

"Hay personas cuyo único objetivo es mejorar la condición de su propio ego. Hay otras personas que son conscientes de los problemas de sus semejantes y le causan tanto malestar, incluso más, que sus propios deseos."

Cualquiera que sea la razón de esta inquietud, cuando no hay el potencial suficiente para el conflicto violento, el hombre civilizado busca la justificación para controlar por la fuerza un recurso escaso que él desea, pero que alguna otra persona se opone. La empatía (o lo que impulsa al hombre a adoptar las Leyes Básicas liberales) da lugar a una cierta forma de malestar, lo que se traduce como la acción ética.

El hombre civilizado se puede definir como el que busca justificación para usar la violencia interpersonal. Cuando la inevitable necesidad de recurrir a la violencia surge -(a defensa de la vida o la propiedad) el hombre civilizado tiene por objeto la justificación. Naturalmente, puesto que esta justificación de búsqueda se lleva a cabo por personas que se inclinan por la razón y por la paz (después de todo, la justificación es una actividad pacífica que tiene lugar necesariamente en el discurso), lo que buscan son reglas que sean justas, potencialmente aceptables para todos, basadas en la naturaleza de las cosas, y universalizables, y que evitan los conflictos en el uso de recursos.

Los principios liberales de los derechos de propiedad emergen como el único candidato que satisface estos criterios. Por lo tanto, si el hombre civilizado es el que busca la justificación para el uso de la violencia, el liberal es aquel que se toma en serio esta tarea. Él tiene una profunda oposición innata, por principios, a la violencia, y un compromiso igualmente profundo para la paz y la cooperación.

Por las razones expuestas, el liberalismo puede decirse que es la filosofía política que sistemáticamente favorece las reglas sociales destinadas a promover la paz, la prosperidad y la cooperación. Se reconoce que las únicas reglas que satisfacen las Normas Básicas civilizadas son el principio de auto-propiedad y el principio de colonización de Locke, aplicado de la forma más consistente que sea posible.

domingo, 24 de mayo de 2015

La leyenda de la fundación de Roma


Cuando los griegos de Menelao, Ulises y Aquiles conquistaron Troya, en el Asia Menor, y la pasaron a sangre y fuego, uno de los pocos defensores que se salvó fue Eneas, fuertemente “recomendado” por su madre, que era nada menos que la diosa  Venus (Afrodita).

Con una maleta a hombros, llena de imágenes de sus celestes protectores, entre los cuales, naturalmente, el puesto de honor correspondía a su buena mamá, pero sin una lira en el bolsillo, el pobrecito se dio a recorrer el mundo, al azar. Después de no se sabe cuántos años de aventuras y desventuras, desembarcó, siempre con las maletas a cuestas, en Italia; se puso a remontarla hacia el norte, llegó al Lacio, donde se casó con la hija del rey latino, que se llamaba Lavinia, fundó una ciudad a la que dio el nombre de la esposa, y al lado de esta vivió feliz y contento el resto de sus días.

Su hijo Ascanio fundó Alba Longa, convirtiéndola en nueva capital. Y tras ocho generaciones, es decir, unos doscientos años después del arribo de Eneas, dos de sus descendientes, Numitor y Amulio, estaban aún en el tronco del Lacio. Desgraciadamente, dos en un trono están muy apretados. Y así, un día, Amulio echó al hermano para reinar solo, y le mató todos los hijos, menos uno: Rea Silvia. Más, para que no pudiese traer al mundo algún hijo a quien, de mayor, se le pudiese antojar vengar al abuelo, la obligó a hacerse sacerdotisa de la diosa Vesta, o sea monja.

Un día, Rea, que probablemente tenía muchas ganas de marido y se resignaba mal a la idea de no poder casarse, tomaba el fresco a orillas del río porque era un verano tremendamente caluroso, y se quedó dormida. Por casualidad pasaba por aquellos parajes del dios Marte, que bajaba a menudo a la tierra, un poco para organizar una guerrita que otra, que era su oficio habitual, y otro en busca de chicas, que era su pasión favorita. Vio a Rea Silva. Se enamoró de ella, y sin despertarla siquiera, la embarazó.

Amulio se encolerizó muchísimo cuando lo supo. Más no la mató. Aguardo a que pariese, no uno, sino dos chiquillos gemelos. Después, ordenó meterlos en pequeñísimas almadía que confió al río para que se los llevase, al filo de la corriente, hasta el mar, y allí se ahogasen. Más no había contado con el viento, que aquel día soplaba con bastante fuerza, y que condujo la frágil embarcación no lejos de allí, encallando en la arena de la orilla, en pleno campo. Ahí, los 2 desamparados, que lloraban ruidosamente, llamaron la atención de una loba que acudió para amamantarlos. Y por eso este animal se ha convertido en el símbolo de Roma, que fue fundada después por los dos gemelos.

Los maliciosos dicen que aquella loba no era en modo alguno una bestia, sino una mujer de verdad, Acca Laurentia, llamada loba a causa de su carácter salvajino y por las muchas infidelidades que hacía a su marido, un pobre pasto, yéndose a hacer el amor en el bosque con todos los jovenzuelos de los contornos. Más acaso todo eso no son más que chismorreos.

Los dos gemelos mamaron la leche, luego pasaron a las papillas, después echaron los primeros dientes, recibieron uno el nombre de Rómulo, el otro, el de Remo, crecieron y al final supieron su historia. Entonces, volvieron a Alba Longa, organizaron una revolución, mataron a Amulio y repusieron en el trono a Numitor. Después, impacientes, como todos los jóvenes, por hacer algo importante, en vez de esperar un buen reino edificado por el abuelo, que sin duda se lo hubiera dejado, se fueron a construir otro nuevo un poco más lejos. Y eligieron el sitio donde su almadía había encallado, en medio de las colinas entre las que discurre el Tíber, cuando está a punto de desembocar en el mar. En aquel lugar, como a menudo sucede entre hermanos, litigaron sobre el nombre que dar a la ciudad. Luego decidieron que ganaría el que hubiese visto más pájaros. Rómulo, sobre el Palatino, vio doce: la ciudad se llamaría, pues, Roma. Uncieron dos blancos bueyes, excavaron un surco, y construyeron las murallas jurando matar a quienquiera las cruzase. Remo, malhumorado por la derrota, dijo que eran frágiles y rompió un trozo de un puntapié. Y Rómulo, fiel al juramento, le mato de un badilazo.

Todo esto, dícese, aconteció 753 años antes de que Jesucristo naciese, exactamente el 21 de abril, que todavía se celebra como el aniversario de la ciudad, nacida, como se ve, de un fratricidio. Sus habitantes hicieron de ellas el comienzo de la Historia Del Mundo, hasta que el advenimiento del Redentor impuso otra contabilidad.


Tal vez también los pueblos vecinos hacían otro tanto: cada uno de ellos databa la Historia del Mundo por la fundación de la propia capital, Alba Longa, Rieti, Tarquinia o Arezzo. Más no lograron que los otros lo reconocieran, porque cometieron el pequeño error de perder la guerra, más aún, las guerras. Roma, en cambio, las ganó. Todas. La finca de pocas hectáreas que Rómulo y Remo recortaron con el arado entre las colinas del Tíber convirtiéndose en el espacio de pocos siglos en el centro del Lacio, después de Italia, y más tarde, del mundo conocido hasta entonces. Y en todo él se habló su lengua, se representaron sus leyes y se contaron los años ab urbe condita, o sea, desde aquel famoso 21 de abril de 753 antes de Jesucristo, comienzo de la historia de Roma y de su civilización.

Naturalmente las cosas no acontecieron precisamente así. Pero así los papás romanos quisieron durante muchos siglos que les fuesen contadas a sus hijos: un poco, porque creían en ellas y otro poco, porque, grandes patriotas, les halagaba mucho el hecho de poder mezclar los dioses influyentes como Venus y Marte y personajes de elevada posición como Eneas, al nacimiento de su Urbe. Sentían oscuramente que era muy importante educar a sus hijos en la convicción de que pertenecían a una patria edificada con el concurso de seres sobrenaturales, que seguramente no se hubieran prestado a ello de no haberse propuesto asignarle un gran destino. Esto dio un fundamento religioso a toda la historia de Roma, que, en efecto, se derrumbó cuando se prescindió de él.

domingo, 10 de mayo de 2015

Un Argumento A Favor Del Teísmo. (El Argumento Cosmológico Kalam) Pt. 2



SEGUNDA PARTE
La Naturaleza de la Primera Causa

Ya hemos establecido la necesidad filosófica y científica de una Primera Causa pero no su naturaleza. ¿Qué es lo que se requiere de la Primera Causa para que sea realmente la primera causa de todos los otros efectos?

Incausada

La Primera Causa debe ser en sí misma incausada. Si bien es la causa de todo lo demás, es en sí misma no causada por alguna cosa. Por definición, este es el caso de una Primera Causa.

Eterna y Necesaria

Todas las cosas temporales deben tener una causa, [19] por lo que la primera causa no puede ser temporal, sino que debe ser eterna. [20] (Sea lo que sea eterno, nunca tuvo un principio para llegar a ser). [21] Y lo que es eterno es necesario, ya que debe existir y debe ser lo que es. No puede no existir, y no puede ser otra cosa que no sea lo que es. Esta es la razón por la que los filósofos se refieren a Dios como un Ser Necesario. Su existencia no se deriva ni depende de una causa anterior. Él le da existencia a todo lo demás, [22] pero Él mismo no recibe su existencia de nada ni de nadie. Un ser de este tipo simplemente es. [23]

No Espacial e Inmaterial

Por otra parte, la Primera Causa no puede ser espacial o material, porque estas cosas vinieron a existir simultáneamente con el tiempo (el punto de singularidad), y la causa de estas cosas es la que está en cuestión. Si la Primera Causa se basa en el espacio y la materia, la misma no podría ser la causa del espacio y la materia, sino que simplemente sería esas mismas cosas. Es imposible traer a la existencia algo que ya existe. De la misma manera en que la Primera Causa debe ser eterna para causar la existencia del tiempo, también debe ser no espacial e inmaterial para causar la existencia del espacio y la materia.

Actualmente Pura

La Primera Causa también debe poseer actualidad pura. Los seres se dividen en dos categorías: los reales (los que realmente existen) y los potenciales (los que tienen el potencial de existir). [24] Un ser que es eterno y necesario, es un ser con Existencia Pura o Actualidad Pura, que no posee la potencialidad para llegar a ser lo que es. Sea lo que sea la Primera Causa, no posee ningún potencial para llegar a ser, porque lo que tiene la potencialidad para llegar a ser, debe tener aquella potencialidad actualizada por otro actualizador (la causa). Ninguna potencialidad puede actualizarse a sí misma. Debe ser actualizada por algo más. Por ejemplo, el metal tiene la potencialidad para convertirse en un carro, pero no se puede actualizar a sí mismo para convertirse en tal, a menos que una fuerza externa actúe sobre la potencialidad del metal para convertirse en un carro. Se trata de una simple relación de causa y efecto. Si la primera causa tiene la potencialidad para llegar a ser, tendríamos que preguntar ¿Quién actualiza su potencial para llegar a ser? Si Dios es la Primera Causa, tendríamos que preguntarnos: ¿Quién hizo existir a Dios? Esto nos envía una vez más hacia afuera en busca de la Primera Causa. Debido a que no puede haber una regresión infinita de causas, la Primera Causa debe poseer actualidad pura, al no tener la potencialidad de que su propio ser sea actualizado por una causa anterior. La Primera Causa es la que actualiza (causa) todos los otros potenciales (capacidad de llegar a ser), pero no tiene el potencial de que su propio ser sea actualizado por otro actualizador.

Infinita y Simple = Uno

¿Qué haría falta para que algo sea un Causante Incausado? Además de ser eterno, inmaterial, y no-espacial, un Causante Incausado necesita ser infinito y simple, porque lo finito y compuesto es contingente, ya que requiere tanto una fuente para su existencia como una causa para unir sus partes compuestas. Lo que tiene un origen y una causa no puede ser el causante incausado de todo lo demás. Dado que ya hemos demostrado la imposibilidad de una regresión infinita de causalidad, debe haber una primera causa que sea simple e infinita. Ser infinito implica un "todo", y no puede haber dos "todos". Al apreciar que no puede haber más de un infinito, no puede haber más que una Primera Causa.

Personal

La evidencia apunta a una causa primera que es de naturaleza personal, no impersonal.

Anteriormente se argumentó que la causa de algo siempre es mayor que el efecto. Si el universo muestra trazas de la personalidad y la inteligencia, se deduce que la causa del universo también posee personalidad e inteligencia. La Primera Causa no sólo debe poseer personalidad e inteligencia, sino que debe poseer más personalidad e inteligencia que la del efecto, debido a que la causa debe ser mayor que el efecto. Si la Primera Causa fuera impersonal, sería difícil explicar el origen de los elementos personales reflejados en nuestro universo. Los elementos personales, no materiales, como la mente y el alma, no pueden ser traídos a la existencia por causas impersonales o físicas.

En su conferencia titulada "Usted Apuesta su Vida: Un Caso Simple Contra el Ateísmo", [25] Greg Koukl aboga por la necesidad de una Primera Causa personal, utilizando una distinción filosófica que se relaciona con la causalidad. Hay dos tipos de causas: la causalidad de evento (el resultado espontáneo de factores impersonales anteriores) y la causalidad de agente (donde simplemente decide un agente). Cuando se trata de la relación de causalidad de eventos, siempre es conveniente preguntarse ¿cuál fue el evento que causó este evento?, porque cada caso supone un evento causal anterior. Por ejemplo, digamos que un techo se derrumbó ¿Qué causó este evento? Un árbol que se cayó. ¿Por qué se cayó este árbol? Debido a que fue consumido por el fuego. ¿Por qué estaba en llamas? Debido a que la hierba que lo rodeaba se incendió. ¿Por qué? Debido a la falta de lluvia, y así sucesivamente.

Una causalidad de evento (es decir, una entidad no personal) no puede explicar el origen del universo, ya que con cualquier evento debemos preguntarnos qué evento previo causó dicho evento, y qué evento previo causó dicho evento, ad infinitum. Al tener presente que una regresión infinita de causalidad no es posible, porque no puede haber una cantidad infinita de tiempo en el que una cantidad infinita de acontecimientos pudieran tener lugar, la causa última del universo no puede ser un acontecimiento impersonal.

Cuando una causalidad de evento (un qué) no es suficiente para explicar un evento, automáticamente por defecto tenemos la causalidad de agente (un quién), reconociendo que un agente libre tiene que ser responsable del evento. Por ejemplo, si el cuarto de tus niños está hecho un desastre, y tú estás seguro de que ningún tornado ha pasado a través de la habitación, te preguntarás inmediatamente "¡¿Quién hizo esto?!"

Con la causalidad de agente, simplemente decide un ser inteligente con libre albedrío. Aunque los agentes tienen razones para explicar lo que hacen, esas razones influyen en sus decisiones pero no los obligan. Una decisión es la que le va a permitir moverse. Algo más no tiene que moverlo. Sólo un agente con libre voluntad de auto-moverse puede explicar el origen del universo. Por definición, este ser es personal.

William Lane Craig argumenta a favor de una causa personal del universo, basado en la imposibilidad de que una causa eterna impersonal forje un efecto finito como el universo. Él dijo: "Una causa impersonal inmutable no puede existir sin su efecto. Si las condiciones impersonales inmutables para un efecto están eternamente presentes, entonces su efecto debe ser también eternamente presente". [26] Craig demostró su punto con una analogía del agua eterna. La causa de la congelación del agua es que la temperatura caiga por debajo de cero grados centígrados. Si la temperatura del agua estaba por debajo de los cero grados centígrados desde la eternidad, el agua nunca podría empezar a congelarse desde un tiempo finito. Simplemente estaría eternamente congelada. Del mismo modo, si la causa eterna del universo fuera impersonal, el efecto de esa causa (es decir, el universo) sería eterna, porque no habría ningún agente personal que tuviera la voluntad de que el efecto finito llegara a existir en un punto finito en el tiempo.

Podemos imaginar a un hombre eterno que ha estado sentado por la eternidad, y quiere empezar a ponerse de pie en un punto finito. El efecto no es eterno sino finito, y sólo viene a la existencia debido a la voluntad del hombre para cambiar su estado eterno. Lo mismo no puede decirse de algo que es impersonal, como el agua. El agua no va a cambiar su estado de ser, así como mi camisa no puede querer estar planchada en lugar de estar arrugada. Si un agente personal (yo) no hace nada para cambiar el estado de la camisa de arrugada a planchada, quedará arrugada para siempre.

Sin un agente personal que tuviera la voluntad de que el efecto finito del universo existiera, el universo no podría tener un principio, sino que sería eternamente contemporáneo con la causa eterna. Como ya hemos demostrado que el universo tuvo un principio finito, sabemos que la causa del universo no puede ser impersonal, sino que se requiere de un agente personal. Como dijo Craig: "La única manera para que una causa sea atemporal [eterna], y el efecto haya comenzado hace un tiempo finito, es que la causa sea un agente personal que optó por crear un nuevo efecto sin cualquier condición de determinación previa". [27] Quienquiera que sea este agente personal, tiene una enorme cantidad de poder y es incomprensiblemente inteligente.

Concluimos pues, que la Primera Causa debe ser incausada, eterna, necesaria, inteligente, personal, inmaterial, no-espacial y trascendente al universo. Hasta ahora las condiciones necesarias para la Primera Causa describen a la perfección al Dios del cristianismo. Si bien hay otras medidas necesarias para identificar plenamente a la Primera Causa como el Dios del cristianismo, [28] sin embargo los requisitos para la Primera Causa que hemos establecido hasta ahora, sólo pueden ser satisfechas por un ser personal divino. Esto descarta cualquier explicación naturalista del universo, tales como la evolución darwiniana. Lo mismo puede decirse de todos los puntos de vista que proponen una entidad no personal o a la energía como la Primera Causa, tal como se encuentra en la secta de la Ciencia Cristiana, las creencias de la Nueva Era y el Hinduismo. Del mismo modo, las doctrinas de dios (dioses) que sostienen que dios (dioses) es (son) el universo, o está(n) dentro del universo, también son falsas. Por último, cualquier religión que no crea en un Dios eterno (como el Mormonismo) no puede ser verdad, porque un Dios atado al tiempo es un Dios que también debe haber sido creado, y no puede explicar el origen de un universo temporal [29].

Las Implicaciones de la Negación de Dios Como la Primera Causa

Si uno rechaza a Dios como la Primera Causa del universo, tiene que confesar que el universo vino a la existencia de la nada, que el universo fue causado por nada, que el efecto es mayor que la causa, que la vida proviene de la no-vida, que el orden proviene del caos, y que las leyes naturales provienen de la aleatoriedad.

Greg Koukl lo dijo muy bien cuando comentó:

“¿Por qué optar por una cosa así? ¿Por qué defender una cosa así? Eso es tratar a la nada como si se tratara de algo, y a ninguna parte como si se tratara de algún sitio. Es como decir que algo hizo el universo y que la nada era ese algo."
...
Esto dice que la vida provino de la no-vida, y el orden provino del caos, y la ley natural provino de la aleatoriedad, y que el efecto es mayor que la causa. Pero muchacho, usted tiene que tener una fe impresionante para creer en este tipo de cosas”. [30]

ARGUMENTO RESUMEN

1. Infinito, por definición, es sin principio ni fin.

2. No podemos llegar a una infinidad de algo, por contar o agregar una cosa a otra.

3. El universo no puede ser eterno, porque el hoy marcaría el final del pasado eterno, y sin embargo la eternidad no tiene ningún final que pueda alcanzarse.

3.a. Si podemos detenernos en nuestro conteo para reconocer que vivimos en el presente, entonces una eternidad no pudo haber precedido el hoy. 

3.b. Si el pasado es eterno, sería imposible llegar a la actualidad (analogía de la reacción en cadena del dominó), ya que un número infinito de acontecimientos o momentos no se podría completar.

4. El universo debe tener una causa personal.

4.a. La causa del universo debe ser la Primera Causa, pues no podemos empujar infinitamente hacia atrás el problema de la causalidad (lo cual es imposible).

4.b. La Primera Causa debe ser eterna, inmaterial y no-espacial, para poder traer el tiempo, el espacio y la materia a la existencia.

4.c. La Primera Causa debe ser personal e inteligente, porque la creación cuenta con elementos personales e inteligentes, y la causa debe ser mayor que el efecto.

4.d. La Primera Causa es una causa autoexistente (que dio existencia a todas las cosas), eterna, inmaterial, no-espacial, inmutable, independiente, personal, inteligente y trascendente al universo.

El Argumento Cosmológico Kalam en Forma Silogística

P1 Todo lo que comienza a existir tiene una causa
P2 El universo comenzó a existir.
__________________________
El universo tiene una causa

       P2 es soportado por los dos argumentos siguientes:

       P1 Una colección formada por la adición sucesiva, no puede ser realmente infinita.
       P2 Una serie temporal de acontecimientos, es un conjunto formado por la adición sucesiva.
       ______________________________________________________
       Una serie temporal de acontecimientos no puede ser realmente infinita.

       P1 Es imposible completar una serie infinita de eventos
       P2 En un cosmos eterno, el hoy sería el final de una serie infinita de eventos
       _____________________________________________________
       El cosmos no puede contener una serie infinita de eventos

P1-Una causalidad de evento requiere una causa anterior hasta el infinito
P2 No puede haber una regresión infinita de causalidad.
_________________________________________
La primera causa no fue un evento

P1 Una causalidad de agente es suficiente en sí misma para lograr un efecto sin una causa previa
P2 La causa del universo no puede tener una causa anterior
____________________________________________
La causa del universo fue un agente

Tiene que haber un punto singular en el tiempo pasado en el que empezó a existir algo en lugar de nada. La causa de la aparición de la esfera de lo creado debe ser eterna, no-espacial y personal.

APÉNDICE

Algunos pueden argumentar que no es coherente afirmar que la existencia de la personalidad y la inteligencia en nuestro universo exige que la Primera Causa posea personalidad e inteligencia, así como cuando también se objeta que sólo una causa eterna, no-espacial  e inmaterial puede explicar el surgimiento del tiempo, el espacio y la materia. ¿Si la Primera Causa no tiene que ser eterna, no-espacial e inmaterial para haber traído a la existencia el tiempo, el espacio y la materia, entonces cuando se tiene en cuenta la personalidad y la inteligencia que encontramos en nuestro universo, se puede deducir que la Primera Causa debe ser no-personal y no-inteligente? No. Tal argumento implica que la lógica detrás de la anterior afirmación es que para causar algo, la causa tiene que ser lo contrario del efecto. Pero en realidad eso no está empleando la lógica. La causa de algo no debe ser opuesta al efecto para que el efecto llegue a existir.

La razón por la que la Primera Causa debe ser eterna, no-espacial e inmaterial para explicar el comienzo de un mundo material (tiempo, espacio y materia) se debe al hecho de que sabemos que estos tres elementos deben tener un principio, y que el principio debe encontrarse en una Primera Causa. Si la Primera Causa fuera parte del tiempo, el espacio y la materia, entonces no podría haber traído a la existencia el continuo espacio-tiempo-materia. Sin embargo, lo mismo no puede decirse de la personalidad y el intelecto. No hay evidencia que sugiera que la personalidad y el intelecto tengan su origen con el universo material. En realidad, la evidencia filosófica sugiere que la personalidad y la mente pertenecen al reino espiritual [31] (que no necesita de un principio), y no al reino físico (que debe tener un principio). [32] Sólo aquello que es material requiere un principio. Lo que es inmaterial no tiene un principio, pues es eterno.

¿De dónde proviene el aspecto inmaterial del hombre (como la mente/alma)? Tiene que venir de lo que es a la vez espiritual y eterno, porque lo físico y temporal sólo puede producir cosas físicas y temporales a las cuales no pertenece el alma. Esto requeriría de una fuente que es trascendente para el universo material. Lo único que trasciende al universo material es la Primera Causa del universo. ¿La Primera Causa puede contar con estos elementos? Sí. La eternidad y la inmaterialidad son esenciales a la naturaleza de la Primera Causa, y lo que es inmaterial es por definición espiritual. Entonces la naturaleza espiritual del hombre debe trascender a la esfera de lo creado, encontrando la razón de su existencia dentro de la Primera Causa.

La personalidad y el intelecto del hombre no comenzaron a existir con el hombre, sino que preexistían en la Primera Causa como parte de su naturaleza esencial. La personalidad y el intelecto que se encuentran en el hombre no son lacreación de alguna cosa nueva que no existía antes, sino que son un reflejo de la naturaleza esencial de la Primera Causa. La personalidad y el intelecto pertenecen propiamente a la Primera Causa, pero el hombre participa de este aspecto espiritual por la impartición de la Primera Causa trascendente. La primera causa es Espíritu, el hombre solamente tiene espíritu. De la Primera Causa es que nosotros obtenemos nuestros aspectos inmateriales de personalidad, mente e inteligencia. [33]

Para ilustrar este punto, considere la transmisión de conocimientos. Cuando un profesor transmite un conocimiento a sus alumnos, esto no causa la existencia de aquel conocimiento, ni tampoco la existencia de más conocimiento. El maestro sólo provoca que más personas posean ese conocimiento. De la misma manera, la impartición que la Primera Causa hace de la personalidad y el intelecto en el hombre, no causa que la personalidad y el intelecto comiencen a existir, sino que sólo hace que más personas los posean.

Nosotros tendríamos que confesar que aunque la inferencia es que el aspecto inmaterial del hombre es eterno, éste entró en vigor en un punto determinado del tiempo. ¿Esto es una contradicción? [34] No. La eternidad del aspecto inmaterial del hombre y su comienzo temporal en nosotros individualmente, no están en contradicción. Aunque nosotros comenzamos a tener personalidad e intelecto en un punto determinado del tiempo, la personalidad y el intelecto por sí mismos no empiezan con nosotros en particular, ni con la humanidad en general. La personalidad y el intelecto son atributos eternos e inmateriales de la Primera Causa, de los que participa la humanidad. Mientras que la personalidad y el intelecto se reflejan en el reino material, la personalidad y el intelecto trascienden al ámbito material en la Primera Causa. La Primera Causa es la fuente trascendente de todo ser inmaterial.

Si bien, no todo lo que tiene existencia espiritual ha existido eternamente (como los ángeles y el aspecto inmaterial de la humanidad), la categoría de la existencia definida como "espiritual" ha de ser eterna, porque la espiritualidad (inmaterialidad) es un atributo esencial de la Primera Causa, y la Primera Causa es eterna. Mientras que el aspecto espiritual de la humanidad tiene un comienzo en el que llegó a existir en un momento determinado, la sustancia espiritual de la que participamos es eterna en su naturaleza. La sustancia en sí es eterna, pero nosotros no poseemos eternamente la sustancia. Empezamos a tener la sustancia en el tiempo, cuando la Primera Causa trascendente la extiende a nosotros. La única cosa temporal sobre nuestra naturaleza espiritual, es el momento en el que empezamos a participar de forma individual de la sustancia espiritual eterna de la Primera Causa.

En este punto, algunos podrían pensar que estoy defendiendo alguna forma de panteísmo en el que todo es Dios. Este no es el caso. El hecho de que nuestra naturaleza inmaterial se derive de la Primera Causa trascendente y eterna, no significa que compartamos la divinidad o que nosotros mismos seamos seres divinos. Aunque derivamos nuestra naturaleza espiritual de la Primera Causa, somos personalmente distintos de la misma. Tenemos una existencia particular e individual que es peculiarmente nuestra, que se diferencia de la de los otros seres humanos, y también de la Primera Causa. Tal como todas las cosas materiales participan de la sustancia material común, sin embargo una cosa material permanece distinta de otra cosa material (un árbol es distinto de una roca, una roca es distinta de un ave, etc., y sin embargo todas comparten la materialidad), del mismo modo, mientras que todos los seres espirituales participan de la sustancia espiritual común, una cosa espiritual se distingue de otra: Yo permanezco distinto de ti, y la Primera Causa sigue siendo distinta de mí.

En resumen, hay dos categorías básicas de la existencia: lo material y lo inmaterial (lo espiritual). Sólo lo que es material requiere un principio. Lo que es inmaterial no puede tener su origen en el mundo material, porque el mundo material sólo puede producir cosas materiales. Lo inmaterial debe ser eterno, porque la inmaterialidad es un aspecto esencial de la Primera Causa, y la Primera Causa es eterna. Entonces todo lo que en nuestro universo físico participa de la sustancia espiritual (como el alma, el intelecto, la mente, el espíritu, etc.), debe encontrar su origen en algo que trasciende al mundo material. Lo único que trasciende al mundo material es la Primera Causa. El aspecto espiritual del hombre debe encontrar su origen en la Primera Causa, lo que refleja la inteligencia y la personalidad inherente a su naturaleza, sin dejar de ser personalmente distinto a la misma.


Notas al Pie



[19] Las cosas temporales requieren de una causa anterior, porque todas las causas y efectos ocurren secuencialmente en el tiempo. Es imposible que una relación de causa y efecto se establezca al mismo tiempo. La causa de todo efecto debe ocurrir de manera previa a tal efecto. Si el tiempo tuvo un comienzo, la causa de ese primer momento de tiempo no puede ser en sí misma temporal, porque no podría haber algo secuencialmente anterior (una palabra temporal) para el primer instante de tiempo. Decir que hay una causa temporal para el primer instante de tiempo, es como si yo dijera que yo causé mi propia existencia. Eso es imposible, ya que yo tendría que existir antes de mi propia existencia con el fin de causar mi existencia. Algo no puede ser su propia causa, así se trate de mi propia existencia o de la existencia del tiempo. Entonces cualquiera que sea la causa del tiempo, esta debe trascender al tiempo. Sólo algo eterno puede explicar el origen del tiempo.
[20] Muchos se preguntan, "¿Qué hacía Dios antes de crear el universo? ¿No estaría aburrido si no existiera nada más que Él mismo?" Esta pregunta se responde fácilmente a la luz de la eternidad de Dios. El problema con tal pregunta, es que la existencia de Dios antes de la creación se está pensando en términos temporales. Tendemos a pensar en la existencia de Dios por miles de millones y millones de años antes de la creación del universo. Tal pensamiento es comprensible pero inexacto. Es comprensible porque nosotros somos criaturas temporales, y como tal estamos obligados a pensar y hablar en categorías/términos temporales; es inexacta porque una existencia eterna es una existencia sin tiempo, por lo que no es conveniente aplicar categorías/términos temporales a lo eterno. Así que la pregunta ¿Qué hacía Dios antes de la creación? es una declaración equivocada. "Antes" es una palabra temporal. Es imposible tener un antes a la existencia del tiempo, porque "antes" es una palabra temporal. Lo mismo se puede decir de la pregunta ¿Cuánto tiempo ha existido Dios? La existencia de Dios no puede ser definida en términos de tiempo (años, eones, etc.). La pregunta sobre cuánto tiempo ha existido Dios, presupone que Dios existe en el tiempo y que por tanto su existencia es mensurable. Sin embargo, una existencia eterna no se puede medir porque es eterna, sin principio y sin fin. Todas estas reflexiones evidencian el hecho de que erramos al imponer categorías temporales sobre el Ser eterno.
[21] Alguien podría objetar que los teístas están engañando en este punto, cuando permiten que Dios es eterno pero no permiten lo mismo para el universo. Esta objeción está mal informada, porque supone erróneamente que estamos argumentando que nada puede ser eterno. Tal no es el caso. El argumento cosmológico demuestra que el universo físico no puede ser eterno, no que algo pueda ser eterno. De hecho, algo tiene que ser eterno: el universo, o algo fuera del universo. Obligados por las pruebas que se han ofrecido, el universo no puede ser ese algo, lo que por defecto nos conduce a que lo que es eterno tiene que ser algo por fuera del universo natural (lo que por definición hace sobrenatural a la causa del universo). Si Dios no es físico, y no experimenta una serie de acontecimientos físicos, puede ser eterno y sin causa.
[22] Esta es una reminiscencia de la declaración de Pablo en Hechos 17:28: "Porque en Él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos".
[23] Piense en la declaración de Dios en Éxodo 3:14, cuando Él se llamó a sí mismo "Yo soy el que soy", lo que indica su autoexistencia.
[24] Si bien estos términos pueden sonar complicados, los utilizamos frecuentemente de una manera muy simple. Si alguien hace una afirmación que es falsa, le corregimos, diciendo: "En realidad es de esta manera". Lo que queremos decir es que la realidad de las cosas es diferente a la forma en las que el individuo las concibió. Del mismo modo, a menudo decimos a nuestros hijos: "Tú tienes un gran potencial para ser tal y tal cosa, o para hacer tal y tal cosa". Lo que  queremos decir es que el niño no es realmente tal o cual ahora mismo, pero que posee la capacidad de convertirse en tal o cual, si él actualiza ese potencial en él. Cuando se trata del ser, los términos "real" y "potencial" se utilizan de una manera similar. El primero describe lo que ya existe, mientras que el segundo describe lo que podría existir si se actualiza.
[25] Disponible en https://store.str.org/ProductDetails.asp?ProductCode=CD124
[26] William Lane Craig, "¿Cuál es la Evidencia a Favor y en Contra de la Existencia de Dios?" (Carter Center in Atlanta, GA: The Faith and Science Lecture Forum, 1998), filmstrip.
[27] Ibídem.
[28] Argumentar a favor de la existencia de Dios nos deja en la mitad del camino, pero al llegar al monoteísmo debemos demostrar que la Primera Causa es infinita, porque no puede haber más que un infinito. Podemos establecer el infinito de Dios, demostrando que la Primera Causa no puede ser finita y compuesta. Podemos demostrar que Él no puede ser finito y compuesto, basados en el hecho de que Él no tiene causa. Sólo necesitamos preguntarnos ¿Qué haría falta para que algo sea un Causante incausado? Además de ser eterno, inmaterial y no espacial, un Causante incausado necesita ser infinito y simple, porque lo finito y compuesto es contingente, requiriendo tanto de una fuente para su existencia como de una causa para unir sus partes compuestas. Lo que tiene un origen y una causa no puede ser el causante incausado de todo lo demás. Al ver que ya hemos demostrado la imposibilidad de una regresión infinita de causalidad, debe haber una Primera Causa que es simple y necesaria, y por lo tanto infinita. Ser infinito implica un "todo", y no puede haber todos. Así que nuestra reflexión sobre la relación causal no sólo prueba que Dios tiene que existir, sino que también este Dios tiene que ser uno, no muchos. (Entre más nos fijamos en la creación, descubrimos que este ser infinito y singular también debe ser personal). Esto elimina a todas las religiones politeístas de la ecuación, y nos deja con las tres religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el Islam. Para delimitar aún más las opciones, debemos examinar sus libros sagrados, cada uno de los cuales dice ser de inspiración divina. Si las afirmaciones de alguno de estos libros sagrados pudiera ser probada como falsa o inválida, contaríamos con una buena razón para rechazar la religión que se basa en tales afirmaciones. Aunque el espacio no me permite demostrarlo, dicha investigación nos conduce al Dios del cristianismo.
[29] Según la doctrina mormona Dios es espacial, temporal y material, lo que lo arraiga dentro de la creación. No es trascendente a la creación, sino que forma parte de ella. Como parte de la creación, Dios estaría sujeto a la segunda ley de la termodinámica. La segunda ley de la termodinámica dice que todas las cosas dentro de un sistema cerrado tienden a estropearse y deteriorarse. Si el Dios Mormón no puede trascender al sistema cerrado de nuestro universo, porque Él está tan arraigado a éste al igual que lo estamos nosotros, entonces él estaría sujeto a la segunda ley de la termodinámica tal como nosotros. Esto significaría que el Dios del mormonismo se está desgastando con el paso del tiempo.
[30] Greg Koukl, "La Incredulidad Increíble", disponible en Internet en: http://www.str.org/quickthoughts/unbelievable-unbelief#.UY8xoKJg_to, consultado el 14 de octubre de 2002.
[31] Los cristianos llaman a este aspecto espiritual del hombre "alma", "espíritu" y/o "mente".
[32] Para una discusión detallada de esta posición, recomiendo el artículo de Greg Koukl titulado "Dominós, determinismo y naturalismo", que se encuentra en http://www.str.org/articles/dominoes-determinism-and-naturalism#.UY8yoqJg_to
[33] El hecho de que nuestra naturaleza inmaterial se deriva de la Primera Causa trascendente y eterna, no significa que compartamos su divinidad y que seamos dioses por derecho propio. Aunque derivamos nuestra naturaleza espiritual de la Primera Causa, somos personalmente distintos a la misma. Tenemos una existencia individual que es peculiarmente la nuestra, que se diferencia de la de los otros seres humanos, y es diferente a la de la Primera Causa. Al igual que todas las cosas materiales participan de la sustancia material común, y sin embargo una cosa material permanece distinta de otra cosa material (un árbol es distinto de una roca, una roca es distinta de un ave, etc., y aún todas comparten la materialidad ), del mismo modo, mientras que todos los seres espirituales participan de la sustancia espiritual común, una cosa espiritual se distingue de otra: Yo permanezco distinto a ti, y la Primera Causa permanece distinta a mí.
[34] La filosofía griega vio esto como una contradicción, por lo que propuso que el alma preexiste eternamente al cuerpo material, pero que se unió al mismo en el tiempo. Pero dicha construcción no es necesaria para confesar la naturaleza eterna del alma y la naturaleza temporal del hombre.