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jueves, 9 de octubre de 2014

Inflación: un asalto encubierto


La inflación se conoce erróneamente como “un aumento generalizado de los precios”. Esta definición, aunque en parte acertada, carece de sustento teórico y de causalidad. La inflación es un aumento de la masa monetaria (dinero) en el mercado por parte de los bancos centrales por orden del gobierno. Esto es, al inyectarse más dinero en el mercado sin respaldo de riqueza de bienes reales en la economía, va a tener como consecuencia una tendencia general hacia la subida de los precios. Por lo tanto, el aumento de los precios es una consecuencia del aumento de la masa monetaria (inflación) y no su causa. Generalmente, se confunde la causa con el efecto. Esta confusión puede llegar a traer consecuencias poco deseadas por parte de políticos, ya que deciden enfrentar la inflación atacando sus efectos (subida de precios) y no sus causas (impresión de billetes y monedas), ¿cómo?, pues con la medida que a los políticos demagogos se les ocurre, una medida populista: control de precios. Venezuela hoy es el mejor ejemplo de esto. Con una inflación de más del 50% al año (una barbaridad), al soberbio intelectual de Maduro se le ocurre establecer la brillante ley de “precios justos” para combatir la inflación. Ahora pregúntense por qué el desabastecimiento en aquél país.

Vemos cómo una simple confusión teórica lleva a consecuencias no previstas por ignorarlas al intentar resolverlas.

Ahora veamos por qué la definición inicial carece de sustento teórico. El decir “aumento generalizado de precios” es una definición estática y equilibrista. Esta definición crea una falsa imagen de que absolutamente todos los precios suben y bajan al unísono. Esto no es así, pues el dinero nuevo que entra en circulación impacta primero sobre unos precios que sobre otros; y no es sino hasta que se va esparciendo por todo el intersticio social que los precios se van igualando al alza. Por tanto, no es un aumento generalizado de los precios, sino un aumento de la estructura relativa de los precios (unos suben más que otros), lo cual es muy perjudicial para la economía, pues distorsiona la estructura de los precios, que son la señal esencial del mercado, y por ende, distorsiona la asignación de recursos. Por ejemplo, imaginemos que el banco central imprime 100.000 dólares, los cuales se destinan a la construcción de un hospital. Los contratistas y los trabajadores de éste hospital reciben este dinero de nueva creación, el cual se lo gastan en X bien o servicio; ése servicio en el cual se gastaron el dinero va a aumentar de precio pues recibió el nuevo dinero, además de haber aumentado su demanda; y esas personas que ahora tienen el dinero en su posesión lo gastarán en distintos bienes, y así sucesivamente el dinero se va esparciendo por la sociedad mientras que los bienes que van recibiendo el impacto del nuevo dinero irán aumentando paulatinamente su precio.

Hay otro punto relevante. Teniendo en cuenta (que quede claro), que la inflación es exógena al mercado, es que si los precios se elevaran de forma general o uniforme, no habría problema con la inflación en cuanto al deterioro en la relación precios-ingresos, por ejemplo, si los salarios (siendo un precio) suben, digamos un 30%, y el resto de los precios lo hacen al mismo ritmo, no hay problemas en términos de contabilidad, no habría un gran distorsionamiento en la estructura productiva. La mala noticia para los teóricos inflacionistas es que tal cosa no sucede.

Otra forma en la que se genera inflación es por medio de un contrato muy especial que adquirieron los bancos por parte de los gobiernos: la reserva fraccional. Esta es, que al depositar dinero en un banco, éste tiene la posibilidad (y la obligación) de guardar sólo un pequeño porcentaje del dinero depositado, pudiendo prestar el resto. Vemos primero que aquí se creó dinero de la nada y hay una situación de doble disponibilidad, básicamente el dinero se ha multiplicado instantáneamente. Para ponerlo en términos más ilustrativos imaginemos esto: tu guardas 10.000 dólares en el banco, éste en vez de guardarlo todo, solo está obligado guardar un 2% (200 dólares) y prestar el resto (9.800 dólares); esta persona que recibió en forma de préstamo esos 9.800 se lo gasta, digamos en un automóvil; el vendedor del automóvil deposita esos 9.800 que recibió en el banco, banco que nuevamente repite el proceso, guarda el 2% (196 dólares) y presta el resto, en un proceso que se podrá repetir hasta 50 veces. En este ejemplo, con una base de 10.000 dólares se llegaría a expandir la oferta monetaria hasta 500.000 dólares. Este proceso se conoce como expansión crediticia.


En resumen, para terminar de entender en qué consiste la inflación, hay que enfatizar en una distinción muy importante: qué es dinero y qué es riqueza. El dinero es un medio de intercambio común y generalmente aceptado, es un medio para intercambiar unos bienes por otros. La riqueza, sin embargo, son bienes y servicios materiales que se pueden intercambiar con el dinero (autos, casas, teléfonos móviles, TVs etc.). El dinero no se guarda porque el papel sea muy bonito, sino que lo guardamos por los bienes que podemos obtener a cambio de ese dinero. En consecuencia, no importa cuánto dinero impriman los bancos centrales, tampoco importa si de repente nuestro presidente de turno en un acto de benevolencia nos regala a todos los ciudadanos del país 50.000 dólares, por ejemplo, eso no es enriquecer la sociedad si no ha aumentado la producción de bienes, lo que habrá será inflación. De esta manera, si se aumenta la cantidad de dinero, disminuye el poder de compra de la unidad monetaria, y también reduce la cantidad de bienes que se pueden obtener con cada unidad de dinero. Esto es lo que significa el poder adquisitivo del dinero. Por ejemplo: supongamos que hay 100 panes y 100 dólares en el mercado, esto quiere decir que cada pan vale 1 dólar. Si llega el gobierno e imprime 100 dólares más y los pone a circular en el mercado, cada pan subirá su precio a 2 dólares. La cantidad de panes no aumentó, por lo tanto no hay más riqueza, lo que aumentó fueron los billetes a mayor ritmo que la creación de panes. Ahora no solo no hay más riqueza, sino que, por el contrario, hay más pobreza, pues una persona que trabajó arduamente y su recompensa fueron 5 dólares, antes podía comprar 5 panes con esos 5 dólares, ahora puede comprar sólo 2 y medio. Disminuyó su poder adquisitivo. El dinero puede funcionar sólo en la medida en que representa los bienes de verdad y, a un cierto nivel de inflación de la oferta monetaria, el gobierno comienza a consumir el capital de inversión de una nación, haciendo así imposible la producción.

Bueno, el robo que supone la inflación es tan sutil y parece tan imperceptible que casi nadie se da cuenta de la estafa que supone. Esto es porque todos hemos estado acostumbrados a vivir en un entorno inflacionario, hemos automatizado y aceptado pasivamente que los bienes y servicios que necesitamos diariamente aumenten paulatinamente su precio y lo peor es que los bancos nos amarran a este flagelo que hace que nuestro dinero se derrita como hielo succionando nuestro poder adquisitivo. No hay estafadores privados ni ladrones de bancos en todo el curso de la historia que hayan saqueado los ahorros del pueblo en una escala comparable al saqueo perpetrado por las políticas fiscales e inflacionistas de los gobiernos estatistas. Por esto la inflación es un atraco encubierto.

Ahora veamos algunas consideraciones complementarias, consecuencias periféricas (y no por ello menos importantes) de la inflación, para entender a mayor detalle por qué es un asalto.

A menudo se afirma que atribuir la inflación exclusivamente a un aumento en el volumen de dinero es una “excesiva simplificación”. Esto puede ser cierto. Hay que tener en cuenta muchas precisiones. Por ejemplo, debe pensarse que la “oferta monetaria” incluye no sólo el suministro de los billetes que pasan de mano en mano, sino la oferta de crédito bancario, especialmente en los Estados Unidos, donde la mayoría de los pagos se efectúan mediante cheque.

También es una simplificación excesiva decir que el valor del dólar individual depende simplemente de la actual oferta de dólares pendientes de pago. Depende también del suministro futuro esperado de dólares. Si la mayoría de la gente teme, por ejemplo, que la oferta de dólares vaya a ser aún mayor dentro de un año, entonces el valor actual del dólar (medido por su poder de compra) será inferior a lo que la presente cantidad de dólares indicaría.

Los políticos a menudo hablan de inflación como si se tratara de alguna horrible aparición del más allá, sobre la que no tienen control.

Una vez más, el valor de cualquier unidad monetaria, como el dólar, no sólo depende de la cantidad de dólares, sino de su calidad. Cuando un país se retira del sistema del patrón oro, significa en la práctica que el oro, o el derecho a reclamar oro, de repente se convierte en un mero papel. El valor de la unidad monetaria, por lo tanto, cae por lo general de inmediato, incluso aún si no ha habido aún ningún incremento en la cantidad de dinero. Esto se debe a que la gente tiene más fe en el oro que en las promesas, o en el criterio, de quienes manejan los asuntos monetarios del gobierno. Difícilmente se puede encontrar un caso en toda la historia, en el que el retiro sistema del patrón oro no haya sido prontamente seguido por un aumento en el crédito bancario y en la cantidad de dinero recién salido de la imprenta.

En resumen, el valor del dinero varía básicamente por las mismas razones por las que varía el valor de cualquier mercancía. Así como el valor de un bulto de trigo depende no sólo de la oferta de trigo total actual sino en la oferta futura esperada y en la calidad del trigo, así también el valor de la moneda depende de una variedad similar de consideraciones. El valor del dinero, igual que el valor de los bienes, no está determinado únicamente por relaciones mecánicas o físicas, sino primordialmente por factores psicológicos que a menudo pueden ser complicados.

Cuando se estudian las causas y la cura de la inflación, una cosa es encontrar complicaciones reales y otra muy distinta es involucrarse en, o dejarse engañar por complicaciones innecesarias o inexistentes.

Por ejemplo, se dice con frecuencia que el valor del dinero no sólo depende de la cantidad de billetes, sino de su “velocidad de circulación”. Una “velocidad de circulación” aumentada, no es, sin embargo, motivo de caída en el valor de la moneda; es realmente una de las consecuencias del temor a una baja en el valor de la moneda (o, para decirlo a la inversa, de la creencia de que habrá un aumento en el precio de las mercancías). Es esta creencia la que impulsa a la gente a cambiar el dinero de papel por mercancías. La insistencia de algunos autores sobre la “velocidad de circulación” es sólo otro ejemplo del error de sustituir razones psicológicas reales por razones mecánicas dudosas.

  • -    El anterior argumento es extraído del libro “Lo que usted debe saber acerca de la inflación” de Henry Hazlitt



Luego está lo que llaman “presiones inflacionistas”, en especial la llamada “espiral de precios y salarios” acosada siempre por los sindicatos para elevar artificialmente los salarios de los trabajadores, para lo cual necesitan un entorno inflacionario para que no queden en evidencia. Por lo que si este aumento no está precedido o seguido de un rápido aumento de la oferta monetaria, un aumento de los salarios por encima del “nivel de equilibrio” no sería motivo de inflación, sino que se limitaría a causar desempleo. Y un aumento de los precios, sin un aumento de dinero en efectivo en los bolsillos de la gente no hará sino provocar una caída en las ventas. El aumento de salarios y precios, para abreviar, es generalmente consecuencia de la inflación. Pueden causarlo pero sólo en la medida que presionan un aumento en la oferta de dinero.

Pero es que además la inflación produce que unos ganen a costa de que otros pierdan, ¿cómo? Lo que sucede es que el nuevo dinero inyectado en el sistema llega primero a unos pocos, al gobierno y/o a sus secuaces quienes salen ganando al poder comprar a precios antiguos al impacto inflacionario. Una vez que ya han adquirido esos bienes (a precios viejos), éstos subirán su precio para el resto de la población. El gobierno entonces, gasta primero el dinero comprando bienes y servicios producidos por los ciudadanos a los precios existentes antes de la inflación, mientras los ciudadanos comunes y corrientes se verán enfrentados al hecho de que, cuando vayan a comprar, podrán adquirir muchos menos bienes y servicios, puesto que los precios habrán aumentado disminuyendo así el valor del dinero en su poder. Por eso se dice que la inflación es un impuesto encubierto, pues implica una transferencia de riqueza (bienes y servicios) desde la población al gobierno y los grupos de interés asociados a él. Pero este engaño no termina ahí. Dado que el ancla final del sistema bancario son los bancos centrales y éstos incrementan la masa monetaria inyectando liquidez a través de los bancos, la élite financiera, que es la primera en disponer del nuevo dinero junto con los contratistas del gobierno y el gobierno mismo, también tiene la ventaja de poder reclamar bienes y servicios producidos en la economía a precios preinflacionarios. Como resultado, el gobierno, a través de la manipulación monetaria, ha enriquecido ilegítimamente aún más a una pequeña élite en perjuicio del resto de la población. Sobre esto Mises dice:

"Para evitar ser acusado de las nefastas consecuencias de la inflación, el gobierno y sus secuaces recurren a un truco semántico. Tratan de cambiar el significado de los términos. Llaman “inflación” a la consecuencia inevitable de la inflación, es decir, al aumento en los precios. Ansían relegar al olvido el hecho de que este aumento se produce por un incremento en la cantidad de dinero y sustitutivos del dinero. Nunca mencionan este incremento. Atribuyen la responsabilidad del aumento del coste de la vida a los negocios. Es un caso clásico ejemplo del ladrón gritando “¡Al ladrón!” El gobierno, que produjo la inflación multiplicando la oferta de dinero, incrimina a los fabricantes y comerciantes y disfruta del papel de ser un defensor de los precios bajos."

Aun aceptando a efectos dialécticos de que todos recibiéramos el dinero de nueva creación al mismo tiempo, también serían unos pocos los beneficiados primero, pues es una imposibilidad metafísica que todos fuéramos a hacer las compras al mismo tiempo. Llegarán unos primeros y comprarán los productos más baratos, y a medida que se van efectuando las compras irán subiendo su precio. Por decirlo de alguna forma: los primeros de la fila se beneficiarán y entre más atrás de la fila estemos, más caros serán los productos cuando lleguemos a comprarlos.

La inflación impide que algunos precios en el mercado bajen. Un mayor aumento de la productividad en determinados bienes y servicios hace que aumente la cantidad y la calidad de esos bienes lo que conlleva a que bajen su precio. Si el aumento de la oferta monetaria (inflación) se mantuviera baja, o por lo menos menor al aumento de los bienes y servicios, se daría una tendencia a la baja de los precios. Se impide así a amplias capas de la población tomar parte en una porción justa de los incrementos de productividad y de una división del trabajo reforzada.

Hay que tener en cuenta que los recursos (naturales y no naturales) son escasos. El aumento de la oferta monetaria causa una ilusión, un auge artificial, una burbuja que conlleva a que se hagan inversiones innecesarias y erróneas. Pues cuando se detiene este auge, explota esta burbuja, estos errores de inversión quedan de manifiesto, lo que significa que se despilfarraron, se malutilizaron recursos y se agredió al medio ambiente innecesariamente. Con el agravante además de que si los recursos eran escasos antes, pues ahora después del auge más aún y, al ser más escasos aumenta su precio, como el de la energía, alimentos, y en general, todas las materias primas.

La inflación destruye el ahorro. A mayor grado de inflación, menos capacidad hay para ahorrar y generar capital acumulado pues disminuye el poder adquisitivo de la unidad monetaria tanto, que para tener un ahorro significativo, éste ahorro tiene que crecer a mayor velocidad que la inflación, lo cual en muchas ocasiones y para muchas personas esto se hace imposible. Esto es muy perjudicial para todos, pero especialmente para las personas más pobres, y para las personas de rentas fijas, como jubilados, por ejemplo, pues estos tienen menor renta disponible para ahorrar, su poca renta se la gastan casi inmediatamente. Se hace más difícil aun subir en la escala social y salir adelante. Una persona que tenga un bien de inversión activo, como un negocio, una industria etc., no se verá tan afectado pues al grado que aumentan los costes de producción puede aumentar el valor de los productos finales. Así que, en conclusión, la inflación es un antídoto perfecto contra el emprendimiento y la inversión, es una manera muy efectiva para generar pobreza, haciendo a los pobres más pobres y a muchos otros irse a la quiebra.

La inflación genera más endeudamiento. En un escenario donde hay una inflación muy alta se hace más preferible ser deudor que acreedor, pues al momento de devolver un préstamo el poder adquisitivo habrá disminuido de tal manera, que es como si se pagara menos de lo que se pidió prestado inicialmente. Si tenemos en cuenta que esto genera un efecto “bola de nieve” donde cada vez más y más gente se introduce en deudas y más deudas, hay más deudores y menos acreedores de donde endeudarse, la gente recurre además a pedir más créditos que genera todavía más inflación. Nos damos cuenta que nos hundimos en un hoyo negro, caemos en una espiral que derrumba la economía.

La inflación expande la burocracia estatal. Los ciudadanos reclaman que el estado “haga bien las cosas”. Se reclama al estado que intervenga y arregle las cosas. Los políticos aceptan encantados esta reclamación y pueden justificar sus posturas de este modo. Pero cada intervención genera más intervención estatal y crea un verdadero “matorral” de intervenciones. Al final, las regulaciones estatales penetran en la economía y la sociedad a tal grado,  que estrangulan en forma de multitud de leyes y regulaciones.

Creo que todos nos hemos dado cuenta del asalto encubierto que representa la inflación, sus causas y sus consecuencias nefastas. El dinero es demasiado importante para que quede en manos de políticos y gobernantes. La solución es eliminar el monopolio que tiene el gobierno sobre el dinero y dejar que el mercado lo autorregule, sólo de esa manera saldremos beneficiados de la esclavitud financiera en la que nos tienen los gobiernos y bancos centrales.
















  • ·         "Es difícil concebir algo más siniestro en materia monetaria que el monopolio político del dinero. Permite a las autoridades del gobierno expandir y depreciar el dinero de la gente y forzar a cada uno a aceptar el dinero por su valor impreso. Los deudores no necesitan pagar la totalidad de sus deudas, ya que las pueden cancelar entregando a cambio moneda de valor inferior, cometiendo así fraude a los acreedores. La legislación que otorga poder al gobierno para emitir dinero, obliga a cada persona a aceptar el monopolio del dinero para pagar sus deudas, públicas o privadas; hace posible al gobierno imponer tributos a la gente sin su previo consentimiento, y le permite vivir más allá de sus medios y nunca pagar sus deudas. Es un mecanismo de expropiación" Hans T. Senholz

  • ·         "La inflación, para resumir, es el aumento en los volúmenes de dinero y crédito bancario en relación con el volumen de bienes. Es perjudicial porque deprecia el valor de la unidad monetaria, eleva el costo de vida de todos, aplica lo que en la práctica es un impuesto a los más pobres (sin excepción) a una tasa tan alta como la de los más ricos, elimina el valor de ahorros anteriores, desalienta el ahorro futuro, redistribuye la riqueza y el ingreso en forma arbitraria, alienta y premia la especulación y los juegos de azar en detrimento del ahorro y del trabajo, socava la confianza en la justicia del sistema de libre empresa, y corrompe la moral pública y privada." Henry Hazlitt

  • ·         "La inflación, definida como una expansión de la oferta de dinero no respaldado, es un mal elemental, siempre y en cualquier parte en que ocurra." Murray Rothbard

  • ·         "El dinero es el factor más importante de una economía de mercado. El dinero lo creó la economía de mercado, no el gobierno. Fue producto del hecho de que la gente sustituyó paso a paso el intercambio directo por un medio común de intercambio. Si el gobierno destruye el dinero, no sólo destruye algo de extrema importancia para el sistema (los ahorros que la gente ha dejado aparte para invertir y ocuparse de sí mismo en alguna emergencia), también destruye el propio sistema. La política monetaria es el centro de la política económica. ¡Así que toda la palabrería acerca de mejorar condiciones, acerca de hacer a la gente próspera mediante la expansión del crédito, mediante inflación, es inútil!" Ludwing Von Mises

1 comentario:

  1. Es cierto, la inflación en inútil, y los bancos centrales no deberían existir.

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